Si en clase aprendimos sobre cómo conocemos el mundo que nos rodea gracias a nuestros sentidos, cuáles son éstos y qué partes de nuestro cuerpo utilizamos para percibir; en el patio hemos podido oír el silencio, el sonido de la naturaleza, la hemos olido, la hemos visto y la hemos sentido. Finalmente decidimos utilizar solo cuatro sentidos porque estuvimos de acuerdo que utilizar el gusto no molaba.
Así, de nuevo, la naturaleza se torna la mejor herramienta para interiorizar nuestros aprendizajes.
¡Qué de cosas bonitas podemos ver cuando miramos!
Porque no basta, o no debe bastar, aprender qué son los sentidos, cuáles son o dónde están, mucho más importante es tomar conciencia de lo que vemos, oímos, olemos, gustamos o tocamos.
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